Escrito: Akasha Valentine(www.akashavalentine.com)
Fuente: http://memoriasdeundestierro.blogspot.com, http://es.wikipedia.org/wiki, y Catálogo de Seres Fantásticos.
¿Qué son?
Las Grayas son criaturas divinas, que provienen de la antigua Grecia. Estos seres son tres hermanas que nacieron con el pelo blanco, un ojo para las tres y un único diente que compartir.
Estas criaturas nacieron con el rostro de un anciano. Aunque algunos poetas insisten en que estas mujeres nacieron hermosas y poco a poco se fueron convirtiendo en mujeres viejas.
Los nombres de estas hermanas son: Dino (‘temor’, la anticipación del horror), Enio (‘horror’, la “Destructora de Ciudades” y Pefredo o Penfredo (‘alarma’).
Estas criaturas viven en una cueva, casi donde se encuentra el ocaso, y allí siempre es de noche.
En varias ocasiones se compara a las tres Grayas con las Moiras, Nornas Noreuropeas, o con la diosa báltica Laima y sus dos hermanas.
Su misión
La misión de estas tres hermanas consiste en vigilar el camino que conducía a la morada de las Gorgonas.
El mito de Perseo
Perseo había conseguido llegar hasta la gruta de las Grayas. Una vez allí, se encontró en el interior de la cueva de las tres hermanas. Dos de ellas dormían plácidamente, mientras que la tercera que era conocida con el nombre de Dino, vigilaba el interior de la cueva con el único ojo que las tres hermanas tenían para compartir.
Perseo, sabía que tenía que esperar de forma paciente si quería salir victorioso en esta aventura, así que se oculto tras unas rocas y espero el cambio de guardia.
Cinco horas más tarde, Pefredo se había levantado, y su hermana mayor Dino se arrancó el ojo para dárselo e irse a dormir. Perseo que no fue tonto, y vio su oportunidad salió de su escondite y les arrebató el ojo de un salto.
Las hermanas confusas y desorientadas debido a su ceguera, comenzaron a suplicarle que les devolviera el ojo, pues para ellas era lo más valioso que tenían en su poder.
Pero Perseo no cedió. Las presiono amenazándolas con que si no le revelaban el camino que conducía hasta la guarida de las gorgonas el aceró de su espada rasgaría la pupila su ojo. Las Grayas aceptaron el trato y Perseo pudo continuar su aventura.