Escrito: Akasha Valentine. (www.akashavalentine.com)
Fuentes: http://bharrypotter.galeon.com y http://es.wikipedia.org
El origen del mito.
Este mito tiene sus raíces en la cultura rural europea. Concretamente está muy arraigada en la cultura gaélica y eslava.
¿Qué son los fuegos fatuos?
- Los fuegos fatuos son espíritus malignos. Estos seres pueden haber sido en su anterior vida seres humanos o criaturas sobrenaturales. Para muchos otros, los fuegos fatuos son los espíritus de niños sin bautizar o nacidos muertos que están entre el cielo y el infierno revoloteando sin cesar.
- El mito de los fuegos fatuos en la era moderna se relaciona con la salamandra, que es un tipo de espíritu que ha estado ligado al ser humano en algún momento anterior a su vida.
- Otra teoría sobre este mito dice que los fuegos fatuos son un tipo de hadas que pueden haber sido almas humanas o no.
¿Dónde viven?
Estas criaturas suelen habitar los pantanos y las marismas.
¿Cómo son?
Son como bolas de luz con un débil brillo. Miden alrededor de un metro y poseen una gran inteligencia. Tienen el don de cambiar de forma y color a voluntad. Son ágiles y pueden volar y flotar inmóviles en la misma posición el tiempo que deseen.
Casi nunca suelen luchar cuerpo a cuerpo, les gusta más engañar a la gente y atraerla hacia los pantanos. Pero si deciden enfrentarse cuerpo a cuerpo, emiten una luz de color azul. Uno de sus ataques más conocidos son las descargas eléctricas.
¿Cómo se comunican con otros seres de su misma raza?
Suelen comunicarse a través de la intensidad de luz que emiten sus cuerpos. De esta forma, sólo otros fuegos fatuos podrán saber de sus hermanos. Y para comunicarse con otros seres lo que utilizan son una serie de sonidos fantasmales.
¿Qué comen?
Miedo. Concretamente se alimentan de la energía que desprenden los cerebros de sus víctimas cuando se ven presas del miedo y de una muerte segura.
Sus ataques
Los fuegos fatuos suelen conducir a sus víctimas hasta lugares como pantanos y zonas de arenas movedizas. De esta forma se aseguran de que su víctima tenga una muerte lenta y aterradora.
¿Cómo se les puede matar?
La forma de matarlos es golpeándoles con una vara de serbal, o bien con algún tipo de hechizo, pero esto último puede que no de mucho resultado.
Leyendas populares sobre los fuegos fatuos.
Este tipo de leyendas es muy común en las Islas Británicas. A continuación introduciré una pequeña muestra de algunas de estas leyendas populares que consideraban a los fuegos fatuos como criaturas maliciosas.
1.- William Wirt Sikes recoge en su libro"British Goblins" una leyenda galesa que habla sobre un campesino que regresaba a su casa al anochecer cuando avisto una brillante luz moviéndose justo delante de sus narices. Se acerco un poco más y gracias a una linterna consiguió divisar lo que parecía una pequeña figura oscura. El campesino sin darse cuenta acabó siguiéndola alejándose así varias kilómetros de su casa.
Cuando el fuego fatuo se detuvo, dejó al campesino atrapado en un sima. La maliciosa criatura se elevó en el aire, le sonrió de forma maliciosa y le apagó la luz. El pobre campesino estaba lejos de su casa, desorientado y sin luz para ver el peligro que corría pues estaba al borde de un precipicio.
2.- La segunda leyenda habla sobre un leprechaun (es un tipo de duende irlandés) guiaba a aquellas personas que mostraban la suficiente valentía como para encontrar las riquezas de éste.
3.- La tercera leyenda, nos habla de que si un viajero se perdía en un bosque y se encontraba con un fuego fatuo éste podía tomar dos opciones: Si el viajero se portaba bien con él, el fuego fausto le ayudaba a salir del bosque, si por el contrario le había tratado mal le hacía adentrarse aún más en el interior del bosque y así dejar aún más perdido al viajero.
4.- Esta leyenda nos llega de manos de Katherine Briggs que nos cuenta la historia de Will y San Pedro.
Will era un herrero muy malvado, al que San Pedro le dio una segunda oportunidad para entrar en las puertas del cielo. Pero Will era un hombre de corazón negro, por lo que su alma no fue salvada y acabo vagando por la Tierra, hasta que el diablo se percato de él. Fue entonces cuando este le dio un único carbón ardiente para que Will pudiera calentarse y así atraer a los viajeros imprudentes al interior de los pantanos.
Los fuegos fatuos en la literatura.
A continuación una pequeña recopilación de algunos autores que se hicieron hueco de estas extrañas criaturas y las plasmaron en sus novelas.
1.- El cuento de Johann Wolfgang von Goethe " La Serpiente Verde y la bella Azucena" : .... Al salir delante de la puerta vio dos grandes fuegos fatuos flotando encima del bote amarrado y le aseguraron que se hallaban en los más grandes apuros y que estaban deseosos de verse ya en la otra orilla...."
2.- El poema de Samuel Taylor Coleridge “La canción del viejo marinero” describe el fuego fatuo.
Alrededor, alrededor, por un lado y por el otro
Los fuegos-de-la-muerte bailaban a la noche;
El agua, como óleos de una bruja
Ardía verde, y azul, y blanco.
3.- La novela de “Drácula” de Bram Stoker. "Jonathan Harker, es conducido por un misterioso cochero hacia un castillo durante la Noche de Walpurgis. El joven observa cómo el conductor se baja de cuando en cuando del carruaje en pos de unos fuegos fatuos que iluminan fugazmente el camino. Más tarde descubrirá que el personaje no es otro que el Conde Drácula y que seguía las luces porque marcaban el lugar de tesoros enterrados”.
4.- J. R. R. Tolkien en “El Señor de los Anillos” habla de los fatuos como luces de los pantanos en las Ciénagas de los Muertos:
Por último Sam no pudo contenerse:
—¿Qué es todo esto, Gollum? —dijo en un murmullo—. ¿Estas luces? Ahora nos rodean por todas partes. ¿Nos han atrapado? ¿Quiénes son?
Gollum alzó la cabeza. Se encontraba delante del agua oscura y se arrastraba en el suelo, a derecha e izquierda, sin saber por dónde ir.
—Sí, nos rodean por todas partes —murmuró—. Los fuegos fatuos. Los cirios de los cadáveres, sí, sí. ¡No les prestes atención! ¡No las mires! ¡No las sigas! ¿Dónde está el amo?
Sam volvió la cabeza y advirtió que Frodo se había retrasado otra vez. No lo veía. Volvió sobre sus pasos en las tinieblas, sin atreverse a ir demasiado lejos, ni a llamar en voz más alta que un ronco murmullo. Súbitamente tropezó con Frodo, que inmóvil y absorto contemplaba las luces pálidas. Las manos rígidas le colgaban a los costados del cuerpo: goteaban agua y lodo.
—¡Venga, señor Frodo! —dijo Sam—. ¡No las mire! Gollum dice que no hay que mirarlas.
J. R. R. Tolkien, «A través de las ciénagas» en Las dos torres.